martes, noviembre 15, 2005

PONGÁMONOS SERIOS:CLASIFICACIÓN CIENTÍFICA DE LOS HUEVONES


Los extranjeros suelen extrañarse de que los chilenos, en su hablar cotidiano, terminen casi siempre sus frases con un "on", "won", "gwon", o, en los estratos más cultos, con la palabra completa, "huevón", que literalmente significa un hombre de testículos grandes.
La Real Academia de la Lengua define el termino como un americanismo que suele emplearse como sinonimo de lento, tardío, bobalicón, ingenuo, animoso, valiente, holgazán o flojo, pero en Chile ha superado todas las categorías y se ha transformado en un término universal, acomodado a todas las personas y a cualquier situación.
Transformada en muletilla de toda conversación, la palabra "huevón" ha sido, por primera vez, sometida a la lente del microscopio linguístico, en el libro "La Palabra Huevón", recientemente publicado por la editorial Lom.
El autor, bajo el seudónimo de Cosme Portocarrero, no solo estudia los orígenes escatológicos del término, sino su comportamiento y el de sus parientes más cercanos; desde la abstracta "huevada" hasta el exclusivo "huevinca", definido como "una vanidad adecuada para ser exhibida incluso en los salones". Del autor, cuya identidad se mantiene en rigurosa reserva, se sabe sólo que nació en 1931, que es profesor de Castellano y empleado de la Universidad de Chile, y que tiene el mérito de ser el primero en atreverse a trabajar científicamente con la palabra más popular y socorrida del chileno.
En Chile, dice el autor, "huevón" sirve para insultar, denigrar,desacralizar o expresar admiración; y si la mayor parte de las veces delata una endémica pobreza de lenguaje, hay ocasiones en que viene a ser "como un detonante del ingenio corrosivo de la chilenidad profunda".
- "Entonces, huevón, como se demoró tanto el huevón, le dije ya pues huevón, que te has imaginado, huevón. Y sabes que me contesto el huevón?" - " Que, huevón"? - "Nada, pues huevón. Se quedó callado el huevón".
Este ejemplo de diálogo, que puede escucharse a cualquier hora en cualquier parte de Chile, sirve para ilustrar, según el autor, la extensión y prodigalidad con que se emplea la palabra, que además, sirve de núcleo a numerosas expresiones destinadas a describir, clasificar, insultar o desafiar.
"Tonto huevón (pobre diablo); "pobre huevón (infeliz); "huevón maricón" (individuo debil); "huevón de mierda" (flor y prez de los insultos), son algunas de estas expresiones, aunque, en su acepción negativa, se suele acompañar el "huevón" de los adjetivos mas insólitos. Así no es raro escuchar afirmaciones como "que huevón más distinguido", "huevón esmerado", "huevón a la vela" o "huevón para la risa".
Entre los derivados de huevón, Portocarrero menciona "huevoncito", que intensifica el juicio sobre la calidad humana de una persona; "huevoncete", que es un despectivo equivalente a "pobre huevón"; y "ahuevonado", que generalmente va precedido del adverbio "medio". También existe "huevonaje", que es un término ultradespectivo, equivalente a chusma, o gentuza, que equivale a "tropa de huevones".
"Huevón" ha dado origen además al sustantivo "huevoneo", de aplicación limitada, y al verbo "huevear", de uso "canónico", segun el autor: "Juan se dedicó a huevear durante toda la fiesta", "mis colegas huevean toda la semana y el viernes les viene el apuro"; "por favor no me huevees", son algunas de sus aplicaciones.
Dicho verbo da paso, por su parte, al sustantivo "hueveo", que lo sigue "como el trueno al relámpago", dice Portocarrero, quién le atribuye un uso "restringido pero intenso": "por favor, corta el hueveo", cuyo equivalente culto sería: "por favor, termina con las manifestaciones poco serias".
Capítulo aparte merece el sustantivo "huevada", como núcleo de variadas construcciones sintácticas que apuntan a definir acciones torpes, inconsultas o insensatas. La raíz de todos estos términos está en "huevá", que de forma aislada no tiene valor semántico ni estilistico, pero es el núcleo de varias construcciones muy expresivas. Dos ejemplos: "Deberías sacrificar parte de las ganancias para capitalizar el negocio", "¿ Yo?, ¡ Las huevas!" (por supuesto que no). " ¿Cómo te va en tu vida sentimental?", "como las huevas" (extremadamente mal).
Los ejemplos se pueden multiplicar hasta el infinito, señala el libro de Portocarrero que, según su prologuista Roberto Merino, es "una obra de consulta de primera mano para el investig
ador.
Fuente :
Para entender a los chilenos basta una sola palabra...Por Nelson Sandoval Diaz

Comments:
Los huevones nunca se acabarán.
 
je, me mareé con tantos usos de la palabra... je... mirá vos, no sabía que el producto de las gallinas también era un verbo. Sin palabras
 
Muy buen pooost! Me tomé la libertad de enlazarlo desde uno de mis artículos, vale? Felicitaciones por él...
Saludos!
 
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